Adriana Ruiz Muñiz decapitada

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Adriana Ruiz Muñiz es la joven de 30 años que fue secuestrada el sábado pasado; este miércoles encontraron su cuerpo sin vida. Encuentran a posibles asesinos

El cuerpo de la edecán del equipo Xoloitzcuintles de Caliente de Tijuana, Adriana Ruiz Muñiz, de 30 años, fue encontrado este miércoles por la Procuraduría General de Justicia de Baja California. El cadáver – decapitado y con huellas de tortura- estaba semienterrado en un terreno de la colonia Altiplano, en Tijuana, Baja California.

Video Adriana Ruiz Muñiz



Los restos de la joven fueron localizados luego de que la policía del municipio detuviera a Alfredo Martínez Martínez y a José Carlos Meza Zepeda, a quienes se les encontró una pistola Glock calibre .40 y un celular que contenía un video que mostraba a una mujer asesinada.

De acuerdo con otra fuente de la fiscalía estatal a la edecán “le arrancaron las uñas de los pies y le cortaron un dedo de cada pie”.

El segundo de los mencionados, quien se identificó como propietario del celular con el video, confesó en su primera declaración que participó en el homicidio “por encargo” y tomó el video para confirmar que lo había hecho.

En entrevista con una televisora local, Rommel Moreno Manjarrez, Procurador de Justicia del estado, dijo que se presume que el homicidio de Adriana Ruiz Muñiz está relacionado con el crimen organizado, y se piensa que el móvil pudo haber sido por venganza.

Homicidas de edecán pertenecen a célula de ‘El Teo’, revela informe del procurador de Justicia de Baja California.

La tijuanense era madre de un niño de 4 años.

Amigos y familiares recuerdan a Adriana Ruiz

Adriana Alejandra Ruiz Muñiz nació en la calle tercera de la zona Centro de Tijuana el 25 de Julio de 1979.

Desde pequeña soñaba con ser modelo. Al paso del tiempo su naturaleza le fue favoreciendo y poco a poco se convirtió en una bellísima jovencita.

A la edad de 15 años, Adriana ya era contratada para fotografía a lo que le ayudó haber crecido entre personas cultas y creativas, pues entre los mismos amigos iban paralelamente surgiendo modistas, fotógrafos, videoastas, etcétera, los mismos que en sus principios pedían a Adriana como modelo y ejemplo para sus diseños.

Con el paso del tiempo, tras realizar cursos de modelaje, comenzó de manera profesional a trabajar en pasarela, modelo de maquillaje y a participar en concursos de belleza, siempre con la idea de continuar una carrera internacional como modelo de pasarela y retrato.

A sus 22 años participó en el certamen Nuestra Belleza 2001, y aunque no fue seleccionada, en los medios de comunicación la catalogaron como “la reina sin corona”.

Fue así que inició una carrera que veía muy prometedora, apareciendo en varios comerciales, folletos publicitarios, etcétera.

Dos años después conocería el amor de pareja y un año más tarde el amor de madre. Lo anterios provocó en ella la necesidad de crecimiento, fortaleciendo su idea de proveer y cooperar tanto con su pequeña familia como con su madre, quien hasta el día de hoy cuida de su esposo enfermo.

Ya con unos cuantos años de experiencia como edecán, Adriana se dio cuenta de que trabajando como tal le proveía ingresos seguros, los cuales compartía con su familia después de la separación de su esposo.
Un detalle muy importante por mencionar, su carrera primordial siempre ha sido como “modelo profesional”.

Dentro de los planes a corto plazo de Adriana estaba comenzar con un ahorro para abrir su propio negocio, una cafetería gourmet.

Mientras trabajaba en evento tras evento, como toda buena madre multidisciplinaria, a su vez era contratada para modelaje e imagen. Y al mismo tiempo balanceaba su vida entre el cuidado de su hijo, su madre, su padre y una carrera físicamente desgastante.

Adriana Ruiz Muñiz, a tan sólo 30 años de edad, fue privada de su libertad para luego terminar con su vida, de una manera incomprensible, ya que era una mujer intachable, honesta y trabajadora.

Tal vez su aspecto, las especulaciones y testimonios por personas ajenas y la combinación de estos sucesos devastadores, provocaron la etiqueta errónea de su persona. En efecto y de manera innegable, Adriana Ruiz era una mujer muy bella, camaleónica en su vestir y su espíritu libre le permitía trabajar en un área de las relaciones públicas que exigen vender una imagen sensual.

Lejos de ello, en su vida cotidiana, era una mujer, madre de familia y exitosa proveedora de hogar. Buena amiga, honesta y sincera, y como muchos seres humanos, de carácter fuerte, no por ello, mereció lo sucedido.

La familia y amigos reales de Adriana Ruiz piden de la manera más atenta, el conocer las diferentes facetas de su vida, en apoyo a la masificación de información verdadera tocante a su persona ya que, y a pesar de malas intenciones por parte de terceros, Adriana siempre se mantuvo limpia de malos pasos, siempre en mira de un buen futuro para ella y su hijo.